Tenés estrellas en tus ojos,
negros, que ya no miran nada
pestañas arcadas como tus raíces
y una naríz más recta que el triángulo.
Preferís ser una partitura, o
un hecho memorable. Crear, acaso,
libertad.
Pero, ¿existe en el reino de los cielos
un lugar para las miradas perdidas?
¿Importa el pecador,
o sólo cristo y el pecado?
Reino mágico, tus puertas,
son implacables.
Te observo y te disfruto
como una obra de arte ajena.
En mi prisión -como en la tuya-
estoy echado a la suerte de mis glándulas.
Sólo las ensoñaciones tocan mi piel,
o avivan mi corazón alucinado.
3 comentarios:
Sabes, pienso que el pecador tiene más importancia que el pecado. Y viceversa.
Abrz.
Me gustò lo que leì!
Cariños.
entre la cabeza y el cuerpo, he ahí donde radica la libertad.
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