15.6.13

De un libro de Madame Satine

Y todo es efímero, un incongruente sentido que tiene la vista, pero que en el espejo del alma surgen, como pesadilla o como flores del paraíso en que vivimos, las perturbantes manifestaciones de nuestro cuerpo. Él se acelera, él se agita, él se maquilla. El cuerpo es tus manos, tus goces, tus secretos. Sobre tu cuerpo, tu cuerpo. Sobre el lugar en donde te sentaste se sentó tu cuerpo, y en este cuerpo que ocupas ahora, solo, mi cuerpo está convertido en un libro, y también puede venderse. Soy una prostituta, una trabajadora sexual, una acompañante terapéutica, un gato, como le gusta llamarme a uno de mis clientes. Soy una adicta, una puta yonky, una perdida más en la tierra de los velorios.
Mi primera vez fue desafortunada, el hermano de mi madre comenzó a tocarme en la bañadera, y ahora tengo su recuerdo cada vez que me masturbo. Cuando fui mayor, me lo cogí con gusto, tenía 13 años. Cuando todas las chicas empezaban a tener relaciones yo me creía libre de hacer cualquier cosa que me de goce, disfruté mucho de no creer en nadie.
Ahora que sé, puedo predicar. Mi cuerpo es tú cuerpo. Cada sonido que escuchás, cada rayadura, cada chasquido que hace uno de tus huesos, es idéntico al chasquido que hace mi cuerpo.

Es tremendamente solitario dejar de estar solo.