23.6.11

Voluntades – Ciudades - Buenos Aires II

detenido, detenido
sin pensar nada de ná
como un queso derretido
el mundo quiso quedar

las palabras son pinceles.
jugetonas del pensar
que aprietan el brochecito
y el amor cito se va

hace tiempo que me cuentan
que esta vida siempre està
"desarróyalo un poquito
si acá te vas a quedar"

"o andá pa la calesita
de tu casa está ahí nomás
no tenés que dar más vueltas,
solo sén tate a esperar"

al final todo se mueve,
y eso me da libertad,
calesita yo te pido
que seas vos la que seas.

10.6.11

Tiempo circular

El 21 de octubre de 2013, al final del partido Godoy Cruz - Boca, se agarraron a trompadas.

3.6.11

miles de opciones
cientas de opciones
infinitas opciones
gente opcional
óptima
ocupada
te digo, mil opciones infinitas opciones y empezó a correr con la seguridad de no ser alcanzada, pero más, movida por el temor a serlo. Las piernas respondían articuladamente a su necesidad, "quiero llegar a la estación, ahí me salvo. corría sin mirar atrás, movida por la idea de que al dar vuelta, se convertiría en sal. "solo allí me voy a resguardar de de las arcas de lo clandestino. tengo que correr un poco más un poco más, son metros, pisadas, no me voy a caer, no me voy a caer, si ya llegué una vez, corro, soy inteligente, me voy a zafar esta vez, no no no me voy a zafar".

Seguramente si en ese instante se ponía a bailar, todo hubiese sido más tranquilo. O
hubiese gritado mejor, convirtiéndose ella misma en el motor de la acción, pero le tocaba correr le tocaba ser creada por el sadismo.
Nada había en ella de verdad, sólo era una piedra yendo a gran velocidad por la avenida, una visión para algún desprevenido atento, un cometa del tiempo, un humano.
Esquivaba transeuntes, veía sus gestos, sus temores, sus vacíos, sus pelos.
la estación estaba próxima debían faltar unos 20 metros, la tentación de mirar atrás de sentir, que algo había afectádose, que su andar debía suspenderse, fue el único gran obstáculo, pero no la detuvo, iba a llegar a la meta, ba a escapar de sus perseguidores, era la victoria sobre el los temores, y así, a zancadas la última calle

Cuando miró hacia atrás ya nadie la seguía, ni siquiera sus perseguidores.