12.11.10

Narracionálisis

Los ojos de gabriel son bellísimos.
Siempre me encantaron sus ojos, y nunca lo vi llorar.
la última vez que lo visité estaba exultante.
Él estaba dentro

de una habitación minúscula
y yo completamente dado vuelta,
del otro lado de la puerta,
muriéndome de ganas de espiar,

de descubrir qué escondía ese griterío.
Por suerte me mantuve en mi silla,
sabiendo que mi mera presencia
hubiese roto el encanto.

El punto es que me sentí igual que él.
Aunque del lado de afuera
convencido de que la razón
para seguir el baile,

es la posibilidad de una revolcada diaria.

Con los abrazos, los golpes, las palabras,
las tonterías, los besos y los mordiscos.
Donde cada detalle resulta absoluto.

El amor, en lo mamífero...
es extraño,
y se nos escapa,..
entonces, entendí

que para amar debo estar
en el presente. Acá, queriendo estar acá...
¿puedo amar lo que me rodea,
lo que me hace posible y lo que hago posible?

Todo está reunido por una atracción de amor,
con la que los seres estamos facultados...
atraemos y distraemos, y retraemos, y todo en cuanto a uno,..

así llegué a esa conclusión...

4 comentarios:

nadie dijo...

una de las mejores conclusiones que leí jamás.

Es por ahí y este texto es bellísimo.

y marca una etapa nueva

Anónimo dijo...

que bueno que estes encontrando la salida del laberinto...

Carlos Lucero dijo...

ojalà...

las dos cosas...

Claudia Brancati. dijo...

Mejor imposible. Yo me quedo pensando en qué es lo que me hace posible y lo que hago posible, y en ir a desfamiliarizarme a la casa de mi mamá. Me falta tanto para lo otro.
abrazos